Esta semana os traigo una receta súper fácil ¡y deliciosa! Se trata de las "Rock Cakes", una especie de bollos con una textura más parecida a las galletas que a los bollos que se caracterizan por su sabor dulce y su aspecto, similar al de una roca (de ahí el nombre).
Fotografía por Anaïs Calabuig |
Si no me equivoco, se trata de una receta británica muy popular en Reino Unido e Irlanda. Tanto, que aparece como uno de los dulces favoritos de Harry Potter en los libros de J. K. Rowling. Esta receta la saqué del libro "Salvada por los pasteles" de Marian Keyes, el primer libro de cocina que tuve y que, por supuesto, me regaló mi madre.
Este libro de recetas es de Marian Keyes, sí, la famosísima esritora de novelas romanticonas procedente de Irlanda. Tal como explica al principio del recetario, hace años pasó´por una terrible depresión de la que sólo pudo salir gracias a la repentina afición que desarrolló por la repostería. Más adelante iré publicando otras recetas que he probado de este libro ¡y que me han enamorado!
Como de costumbre, os pongo la receta original más las pequeñas variaciones que yo haya hecho:
Receta de Rock Cakes (o "bollitos de Harry Potter")
Para 10-12 unidades (dependiendo de cómo grandes las quieras hacer)
Ingredientes para la masa:
- 225g de harina
- 1/2 sobre de levadura en polvo (yo uso la Royal de toda la vida)
- 115g de mantequilla a temperatura ambiente (¡sin sal!)
- 115g de pasas (preferiblemente sultanas, pero supongo que va a gustos)
- 50g de fruta escarchada variada (a mí no me gusta así que nunca pongo, pero la receta de Marian Keyes incluye este ingrediente)
- 75g de azúcar (a mí me gusta más si es moreno, pero tanto monta, monta tanto)
- 1 huevo L batido
- Un poquito de leche
- Azúcar moreno (para decorar, es más estético que el blanco porque casa mucho con el dorado de las Rock Cakes ya hechas)
- Ralladura de una naranja (este ingrediente no está en la receta original, pero cuando la probé pensé, "el sabor a naranja le iría genial", ¡y no me equivoqué!)
Modo de preparación:
Primero precalentaremos el horno a 180 ºC y cubriremos una bandeja con papel de hornear.
Una vez lo tengamos preparado, tamizamos la harina y la leavadura en un recipiente grande y desmenuzaremos, poco a poco, la mantequilla. (Como dije en la entrada anterior, si no os ha dado tiempo a sacarla de la nevera antes de poneros a cocinar, dadle un pequeño golpe de microondas: o justo para que se vuelva blanda, pero no líquida). A mí me gusta mucho usar las manos, pero si no os gusta pringaros (y esta receta pringa bastante las manos), lo mezclamos todo con una cuchara de madera hasta obtener algo similar a migas de pan.
Añadimos las pasas, el azúcar y el huevo batido, y seguimos mezclando hasta que quede una masa consistente. Como decía, a mí me gusta usar las manos y pringarme, pero como la masa es muy adherente, la verdad es que es más razonable usar dos cucharas (mejor de madera) para que todos los ingredientes se mezclen bien entre ellos. Es más fácil tratar la masa, sin embargo, si se añade un poquito de leche. Lo recomendado sería entre 1 y 4 cucharadas (añadidlas una a una para aseguraros que no echáis de más).
Con dos cucharas (o con las manos), recogemos la masa e intentamos darle forma un poco redondeada, pero sin preocuparnos mucho por el aspecto: ¿por qué motivo creéis que als llaman "roca"?
Vamos colocando montoncitos de masa (del tamaño de una pelota de golf, aproximadamente, aunque a mí personalmente me gusta hacerlas un poco más grandes) sobre el papel de horno, dejando bastante espacio entre ellas, pues crecen mucho en el horno. El tamaño, como digo, depende de vosotros: si las bolitas son más pequeñas, serán algo más duras y quizás un poco más resecas, mientras que si son más grandes, cundirán sólo para unos 8 bollos, pero quedarán más tiernas en el interior (eso sí, con uno ¡ya estaréis llenos!).
Una vez la masa esté en la bandeja, a mí me gusta dejar reposar la masa unos 10 minutos antes de espolvorear el azúcar moreno porque me da la sensación que éste se adhiere mejor, pero puede ser simplemente una manía mía :)
Los horneamos durante unos 20 minutos (o hasta que se doren) y, ¡listos!
Marian Keyes recomienda comerlos calentitos con leche, pero para mi gusto tienen más sabor si se han dejado enfriar un ratito. Si no os los vais a comer todos el mismo día, guardadlos en una caja de lata para evitar que se endurezcan y ¡se conviertan en rocas de verdad!
Espero que os atreváis a preparar estas delicias dignas de un mago británico y que, si lo hacéis, ¡compartáis opiniones!
¡Feliz fin de semana!
Aida
Hola guapa. Muchas gracias por pasarte por mi blog. Me gusta el tuyo y ya tienes una seguidora más. :-) Por cierto, las galletas parecen riquísimas. Gracias por compartir la receta.
ResponderEliminarBesos
¡Gracias a ti por seguirnos y comentar! :)
EliminarSeguro que están buenísimas :3 no he merendado,y de verlas se me hace la boca agua jaja me quedo por aquí!!
ResponderEliminar¡Me alegro que te hayan abierto el apetito! :) ¡Gracias por seguirnos!
EliminarHola guapetonas, os vi entre unos comentarios y pase a conoceros, me quedo por aqui para no perderme nada de lo que hagais y os invito a visitar mi humilde cocina, besitos.
ResponderEliminarMuchas gracias de parte de las dos!! Ya la hemos visitado y seguido, gracias por el comentario!
EliminarTengo un serio problema con las galletas... me alimentaría de ellas. De hecho, lo hacía y el peso se notaba jajajaja ¡besos!
ResponderEliminarPues no pruebes éstas porque son una perdición! :P
Eliminar¡Excelente receta! Por cierto, te sugiero que eches un vistazo a mis recetas de pollo, estoy segura de que te van a encantar.
ResponderEliminar¡Por cierto...! Las tartas de Harry Potter son ideales para una fiesta de Halloween y es precisamente para lo que yo la quiero, por ello voy a tener muy en cuenta este post tuyo, mil gracias.
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