Como quizás sepáis, Reino Unido no es precisamente conocido por ser un país de comida o hábitos alimenticios muy saludables. Es un país donde la comida rápida tira mucho, y ésta no es siempre tan saludable como parece. Entre eso y los dulces que me gusta preparar de vez en cuando, me gusta tomar de tanto en tanto algo que me ayude a desintoxicarme, uniéndome a "la moda detox". Creo que, como todo, mientras no haya excesos y obsesiones, todo puede ser saludable, e incluso sabroso.
Hace tiempo que veía muchos batidos hechos con lechuga y espinacas, y me picó la curiosidad. Como prefiero no tomar espinacas por su alto contenido en proteínas, el pasado domingo me atreví a lanzarme con la lechuga. "A ver cómo sale esto", pensé... Y el resultado fue mucho más grato de lo que me esperaba, a decir verdad. Así pues, me decidí a hacer mi primer batido detox de lechuga.
Como veréis en la foto, por mucho que le pongas una fresita y un poco de menta, el batido tiene un color más bien desagradable (por decirlo finamente), Lo más importante de este batido, a parte de querer empezar la mañana con una bebida detox es, sobre todo, que os debe gustar la lechuga. Cuando lo probé, me esperaba algo malísimo (quiero decir... ¿habéis visto el color?), pero a mi sorpresa, no era un sabor desagradable. No es algo que tomaría por gusto cada día, pero pienso repetirlo porque tampoco ha estado mal.
¿Os pica la curiosidad?
